La construcción es una actividad que implica muchos riesgos, tanto para los trabajadores como para el proyecto en sí. Los imprevistos, las emergencias y las crisis pueden ocurrir en cualquier momento y afectar al desarrollo normal de la obra, provocando retrasos, sobrecostes, daños materiales y humanos, e incluso la paralización o el abandono del proyecto.

Para evitar o minimizar estas consecuencias negativas, es fundamental contar con un plan de contingencia en la construcción, que es una estrategia integral que describe las medidas preventivas, los protocolos de respuesta ante emergencias y las estrategias de gestión de riesgos que se aplicarán en caso de que surja algún problema.

¿Cómo se hace un plan de contingencia en la construcción?

Para elaborar un plan de contingencia en la construcción, se deben seguir los siguientes pasos:

– Identificar los posibles escenarios de riesgo y sus consecuencias, tanto internos como externos, que puedan afectar a la obra. Estos pueden ser de diversa naturaleza, como incendios, inundaciones, terremotos, robos, vandalismo, huelgas, accidentes laborales, fallos técnicos, errores de diseño, incumplimientos contractuales, etc.
– Establecer los objetivos y prioridades del plan de contingencia, definiendo qué se quiere lograr y qué se quiere evitar o minimizar en cada caso. Por ejemplo, proteger la vida de los trabajadores, preservar la calidad de la obra, cumplir con los plazos y el presupuesto, mantener la reputación de la empresa, etc.
– Asignar roles y responsabilidades a las personas o equipos encargados de ejecutar el plan de contingencia, así como los recursos y herramientas necesarios para ello. Por ejemplo, designar un coordinador de emergencias, un responsable de comunicación, un equipo de rescate, un equipo de reparación, etc.
– Diseñar las medidas preventivas, de emergencia y de recuperación para cada escenario de riesgo, especificando las acciones, los tiempos y los indicadores de seguimiento y evaluación. Por ejemplo, instalar sistemas de detección y extinción de incendios, realizar simulacros de evacuación, disponer de un seguro de responsabilidad civil, establecer un plan de comunicación con los clientes y las autoridades, etc.
– Documentar y comunicar el plan de contingencia a todas las partes involucradas, asegurando su comprensión y compromiso. El plan de contingencia debe estar disponible y accesible para todos los que participan en la obra, y debe ser revisado y actualizado periódicamente, realizando pruebas y ajustes según sea necesario.

¿Por qué es importante contar con un plan de contingencia en la construcción?

Contar con un plan de contingencia en la construcción tiene múltiples beneficios, entre los que se pueden destacar los siguientes:

– Reduce los riesgos y las pérdidas asociadas a los eventos imprevistos, al anticiparse a ellos y estar preparados para afrontarlos de la mejor manera posible.
– Aumenta la confianza y la tranquilidad de los trabajadores, los clientes, los proveedores y los inversores, al demostrar que la empresa es responsable, profesional y capaz de gestionar cualquier situación.
– Mejora la eficiencia y la productividad de la obra, al evitar o minimizar las interrupciones, los retrasos y los sobrecostes que pueden afectar al desarrollo del proyecto.
– Refuerza la imagen y la reputación de la empresa, al mostrar su compromiso con la seguridad, la calidad, el medio ambiente y la satisfacción del cliente, lo que puede generar ventajas competitivas y oportunidades de negocio.

La construcción es una actividad que implica muchos riesgos, tanto para los trabajadores como para el proyecto en sí. Los imprevistos, las emergencias y las crisis pueden ocurrir en cualquier momento y afectar al desarrollo normal de la obra, provocando retrasos, sobrecostes, daños materiales y humanos, e incluso la paralización o el abandono del proyecto.

Las cimentaciones superficiales son aquellas que se apoyan sobre las capas superiores del suelo, a poca profundidad, para transmitir las cargas de la estructura al terreno. Se utilizan cuando el suelo tiene una capacidad portante suficiente y una deformabilidad aceptable, y cuando las cargas no son muy elevadas. Las cimentaciones superficiales se clasifican según su forma y su profundidad en relación con su ancho.

Zapatas: cimentaciones superficiales aisladas o continuas

Las zapatas son los elementos más comunes de las cimentaciones superficiales. Se trata de prismas de hormigón armado que se colocan bajo los pilares, muros u otros elementos estructurales, para distribuir las cargas sobre una superficie mayor del suelo. Las zapatas pueden ser:

Aisladas

Cuando soportan una sola columna o pilar. Pueden tener forma cuadrada, rectangular o circular, según la geometría del elemento y el espacio disponible. En ocasiones, se unen entre sí mediante vigas de hormigón armado llamadas riostras, para evitar asientos diferenciales o mejorar la estabilidad.

Continuas

Cuando soportan una línea de pilares o un muro. Se extienden a lo largo de toda la longitud del elemento, formando una banda de hormigón armado. Se usan cuando la distancia entre los pilares es pequeña o cuando el suelo es poco resistente.

Combinadas

Cuando soportan dos o más columnas o pilares que están próximos entre sí. Se emplean para aprovechar mejor el espacio o para equilibrar las cargas excéntricas o desiguales.

Losas

Las losas son placas de hormigón armado que cubren toda la superficie de la planta de la estructura, formando una base única y continua. Se utilizan cuando el suelo es muy débil o heterogéneo, o cuando las cargas son muy elevadas o repartidas. Las losas pueden ser:

Macizas

Cuando tienen un espesor constante y uniforme. Son las más simples y económicas, pero también las menos resistentes y las que generan más asientos.


Nervadas

Cuando tienen un espesor variable, formando nervios o viguetas que refuerzan la losa en las direcciones principales. Son más resistentes y livianas que las macizas, pero también más complejas y costosas.
Aligeradas

Cuando tienen huecos o alveolos que reducen el peso y el consumo de hormigón. Son las más eficientes y las que provocan menos asientos, pero también las más difíciles de ejecutar y controlar.

Las cimentaciones profundas son aquellas que se apoyan en las capas inferiores del suelo, que tienen mayor resistencia y menor deformabilidad que las superficiales. Se utilizan cuando el terreno resistente está muy profundo, cuando no hay terreno resistente y se excede la capacidad portante del existente, cuando los pilotes son solicitados a tracción, cuando es necesario resistir cargas inclinadas, en edificaciones de gran altura, en edificios sobre el agua, o cuando el terreno puede sufrir variaciones volumétricas superficiales estacionales.

Las cimentaciones profundas tienen como ventajas que pueden soportar cargas elevadas, que reducen los asentamientos diferenciales, que mejoran la estabilidad de la estructura, y que pueden adaptarse a diferentes condiciones geológicas. Sin embargo, también tienen algunos inconvenientes, como el mayor coste, la mayor complejidad técnica, la mayor dificultad de control de calidad, y el mayor impacto ambiental.

Tipos de cimentaciones profundas

Según el método de construcción y el material utilizado, se pueden clasificar los tipos de cimentaciones profundas en:

Pilotes

Son elementos alargados y delgados que se introducen en el suelo mediante golpes, vibraciones o perforaciones. Pueden ser de hormigón, acero o madera, y se usan para transmitir la carga de la estructura a un estrato profundo y resistente. Los pilotes se pueden clasificar según su forma, su material, su método de instalación, su función o su comportamiento.

Zapatas profundas

Son elementos de hormigón armado que se asientan a una profundidad mayor a 3 metros. Pueden ser aisladas, cuando soportan un solo elemento; corridas, cuando soportan una carga lineal; combinadas, cuando soportan dos o más elementos; o extendidas, cuando tienen un vuelo para compensar la excentricidad de la carga. Las zapatas profundas cumplen con requisitos similares a las de las zapatas superficiales.

Cimentaciones de basamento

Son estructuras huecas de hormigón armado que se construyen en el mismo sitio en excavaciones abiertas. Se usan para proporcionar espacio de trabajo o almacenamiento debajo del nivel del suelo . El diseño estructural se rige por sus requisitos funcionales más que por consideraciones del método más eficiente para resistir la presión externa y la presión hidrostática.

Losas flotantes de cimentación

Son estructuras huecas de hormigón armado que se construyen como cajones o en el lugar en excavaciones abiertas. Se usan para reducir la carga neta en el suelo y evitar los asentamientos diferenciales . Las losas flotantes se pueden diseñar para construirse como cajones, también se pueden construir en el lugar en excavaciones abiertas.

Cimentaciones por caissons

Son estructuras huecas de hormigón armado que se construyen en o cerca de la superficie y luego se hunden hasta el nivel requerido. Se usan para cimentar estructuras sobre el agua o en terrenos con capas blandas. Los caissons se pueden clasificar según su forma, su método de construcción, su método de hundimiento o su función.

Pozos perforados

Son estructuras de hormigón armado que se construyen dentro de excavaciones profundas apoyadas por un revestimiento. Se usan para cimentar estructuras con cargas elevadas o en terrenos con capas duras. Los pozos perforados se pueden clasificar según su forma, su método de excavación, su método de relleno o su función.

La huella de carbono en la construcción es una preocupación creciente en un mundo cada vez más consciente de la necesidad de abordar el cambio climático. Este término se refiere a la cantidad de gases de efecto invernadero generados directa e indirectamente durante el ciclo de vida de un producto, servicio o actividad. El sector de la construcción contribuye significativamente a este problema, siendo responsable del 40% de las emisiones de CO2, el 30% de los residuos sólidos y el 20% de la contaminación de las aguas.

Para mitigar este impacto ambiental, es crucial implementar prácticas sostenibles que aborden todos los aspectos del proceso de construcción, desde el diseño hasta la gestión de residuos. Aquí se presentan algunas estrategias clave para lograr una construcción sostenible:

Uso de Materiales Sostenibles

La elección de materiales de construcción juega un papel fundamental en la reducción de la huella de carbono. Optar por materiales sostenibles, como madera certificada y ladrillos de tierra comprimida, minimiza los efectos perjudiciales para el medio ambiente. La producción de estos materiales debe cumplir con estándares ambientales para garantizar su sostenibilidad a lo largo del tiempo.

Eficiencia Energética

La eficiencia energética es un pilar esencial de la construcción sostenible. Se deben implementar sistemas de iluminación y climatización eficientes para reducir el consumo de energía. La integración de tecnologías renovables, como paneles solares, no solo disminuye la dependencia de fuentes no sostenibles, sino que también contribuye a la generación de energía limpia. Esto no solo beneficia al medio ambiente, sino que también puede generar ahorros significativos a largo plazo para los propietarios y usuarios de edificios.

Gestión de Residuos

Una gestión adecuada de los residuos es esencial para minimizar el impacto ambiental. La reutilización y el reciclaje de materiales deben ser prioridades durante la construcción y la demolición de edificios. La reducción de residuos en la fuente, mediante prácticas como el diseño modular y la optimización de los procesos de construcción, también contribuye a una gestión más sostenible de los recursos.

Diseño Bioclimático

El diseño bioclimático es una estrategia ingeniosa que aprovecha las condiciones climáticas locales para mejorar la eficiencia energética de un edificio. Este enfoque implica la elección de materiales y técnicas que facilitan un mejor aislamiento térmico, así como la orientación adecuada del edificio para aprovechar la luz solar y reducir la necesidad de climatización artificial. Además, el diseño bioclimático también puede incorporar elementos naturales, como la vegetación, para mejorar la calidad del aire y reducir la necesidad de sistemas de climatización.

En la búsqueda de construcciones más sostenibles, es fundamental involucrar a todos los actores de la industria, desde arquitectos y ingenieros hasta constructores y propietarios. La conciencia ambiental debe integrarse en cada etapa del proceso, fomentando la adopción de prácticas más respetuosas con el medio ambiente.

Además, la educación y la divulgación desempeñan un papel crucial en este cambio de paradigma. Informar a los profesionales de la construcción y al público en general sobre las ventajas y la importancia de la construcción sostenible puede acelerar la adopción de prácticas más amigables con el medio ambiente.

En conclusión, la construcción sostenible es una respuesta necesaria ante los desafíos ambientales actuales. Adoptar medidas como el uso de materiales sostenibles, la eficiencia energética, la gestión de residuos y el diseño bioclimático puede marcar la diferencia significativa en la reducción de la huella de carbono del sector de la construcción. Es hora de construir un futuro más sostenible, donde la arquitectura y la ingeniería se integren armoniosamente con el entorno natural.